martes, 17 de abril de 2007

Daniela Trottier quiere garrear con los 300

¿Les gustó Sin City de Robert Rodriguez y su tratamiento gráfico? Pues si es el caso, les gustará esta película, que reproduce una estética similar. ¿Les cayó pesada la cruda violencia de Sin City y su discurso en blanco y negro de historieta? Pues les molestarán ciertas escenas de 300 como también su ideología de historieta.

Así es 300. Un portento visual con actores de verdad pero pasados por un tratamiento gráfico que los convierte en cuasi seres animados. Eso deja una impresión bizarra, porque uno siente la realidad de los personajes (los movimientos humanos) detrás de los trazos; debe negociar constantemente con los borrosos linderos entre una película “de corte realista” y una película de animación. 300, como lo fue Sin City en su momento, marca un hito en el cine de hoy pues está acabando con la frágil frontera entre el cine de tomas reales y el cine de animación. Muy pronto, según los estudiosos del cine, el término mismo de “cine de animación” dejará de tener sentido.

Esta cinta alcanza cumbres sublimes en el estetismo gráfico como también llega al fondo con un discurso primario donde la hombría se entrelaza con un dudoso discurso ideológico. Lo mejor de esa película, además de su belleza formal, es su coregrafía perfecta en los combates cuerpo a cuerpo y la rica variedad de contrincantes exóticos. Me hizo recordar de pronto este vasto abanico de guerreros de la trilogía del Señor de los Anillos.

En cambio, me reencontré en esta cinta con las mismas obsesiones y manías de Frank Miller, el autor de la historieta sobre la cual se basa la película, que ya había notado en Sin City. Ese gustito por la extrema violencia, la denuncia del poder como fuente de corrupción, el dúo corruptela/poder personificado por una Vejez inmunda, y también una relación torcida con la Mujer… Las pone en un altar y… las hace sufrir... En Sin City es la chica víctima desde niña, torturada y salvada, y en 300 es la reina-esposa que cae en la trampa lasciva del enemigo político, o la orácula, rehén de los perversos “sabios”. Mujeres de historietas... diosas y víctimas...

Pero si tuviera que zanjar, echando de lado la rasante ideología guerrerista que vincula, diría que me gustó esta película. Porque para parafrasear a Erick cuando comentaba Apocalypto, con todo y todo, es una película bien narrada, buen ritmo, magníficamente puesta en imagen. Y eso es cine. No teatro hablado, ni circo, ni mensaje. Cine, puro cine.

Por lo demás, me llama la atención ese interés repentino en el cine de hoy por esas grandes batallas cuerpo a cuerpo como lo hacían los antiguos, que sean los seres míticos del Señor de los Anillos, o los fieros guerreros de la Antigüedad: Troya, Alejandro Magno... Me viene a la mente el último libro de Alessandro Baricco, Homero, Ilíada, una adaptación de La Iliada, pequeña joya de brevedad posmoderna. A manera de epílogo, y sobre sus motivos para publicar una versión de la Ilíada hoy en día, el escritor italiano afirma que si queremos luchar contra la guerra, debemos empezar por reconocer su inquietante belleza, la fascinación por el combate, la seducción de la batalla, para luego oponerle un espacio alternativo que podría ser otra manera de vivir nuestro cotidiano.

2 comentarios:

A las 17 de abril de 2007, 19:17 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Lo bueno si es breve es mejor. Se evita la repetición de conceptos o el disparar muchas ideas sin concentrarse en alguna, ¿por qué no escribe como los demás críticos de este blog? Concisión, si trotier no puede que haga su propio blog, además este blog es para concentrase en distintas propuestas o críticas cortas, cortas. parece duro lo que digo, pero es válido.

 
A las 18 de abril de 2007, 11:02 , Anonymous Anónimo ha dicho...

¡ah herodoto tan vagamundo, le pasa las mías! es más largo el TLC y no hace falta leerlo para estar en contra, lo de la señorita Trotier está mejor.

 

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